Señores Tamarindo

 

Desde sus inicios, Torneos Vivaldi ha hecho gala de un profundo

sentido de la responsabilidad. Por ello, siempre hemos sentido

repudio por los desmanes y la descortesía, asumiendo como

un principio institucional el evitarlos. No queremos cosechar

enemigos, porque no hay justificación legítima para tal cosa,

y agradecemos, en cambio, los apoyos generosos, admirando

a todos aquellos que nos los extienden.

Como ya lo saben, somos una institución sin ánimo de lucro.

Hemos organizado tres torneos de cartas con ayuda de ustedes que

generosamente nos han facilitado sus instalaciones, cuando otros,

por tacañería o acaso mezquindad, se han negado a aceptarnos

en sus sedes. Entendemos la dificultad que se presentó esta vez

para la realización del segundo torneo de king, copa “Harry G.”

pues el día y la hora programadas no eran convenientes. Lástima

De cualquier modo, el certamen fue realizado y, como siempre,

fue un éxito. Esta vez, nosotros ofrecimos pasabocas y bebidas que

todos consumieron y bebieron de manera prolija, generando un

ambiente alegre y sano. Haciendo estos torneos hemos incitado un

altísimo incremento en la productividad, y una enorme ganancia

en términos de calidad de juego. Las únicas quejas del evento van

para la pizzería kefi, lugar en donde realizamos el torneo, pues no

nos dieron buenos precios, por lo que algunos de los participantes

asumieron en nuestra contra la sicalíptica y reprobable actitud de

cuestionarnos la honestidad y, movidos por la ira, algunos osaron a

cerrarnos las puertas en la cara con cualquier pretexto estúpido.

A pesar de todos estos inconvenientes, el torneo fue un éxito.

En cuanto a Tamarindo, no alcanzamos a entender porqué, siendo

que ya conocían el king, ese fascinante juego de cartas, y sabiendo

que nosotros lo dimos a conocer entre el público bogotano, hayan

dejado de asistir al evento del domingo 27. Aunque algunos hayan

tenido la descortesía de rechazarnos y no permitirnos hacer uso de

sus fotos para la revista que publicaremos, otros nos han ofrecido

su sede para realizar en ella nuestros torneos de cartas. Tal cosa es

estimulante y nos empuja a crecer. Declinar nuestra empresa sería

inaceptable, y por ello lucharemos para que nadie vuelva nunca a

olvidar la jerarquía de un naipe. Por su gran ayuda inicial, ¡gracias

Tamarindo!

 

 

Grupo ETNA